El sábado 30 de octubre de 2010 un impre-
sionante cortejo fúnebre desfiló por las calles
de Madrid con abundante presencia de ban-
deras rojas y otros símbolos de la izquierda
española
. U
na
m
anifestacn fúnebre tan
m
ul
-
titudinaria con emblemas comunistas no se
veía en la capital española desde noviem-
bre de
1989
,
cuando falleció
D
olores Ibarru-
ri, la mítica Pasionaria, líder del Partido
Comunista de España. ¿Quién es el hom-
bre que convo en esta ocasión, en su
último viaje, a tantos seguidores?
R
ealmente, a los españoles, sean de izquier-
das o no, no hace falta explicarles quién fue
M
arcelino
C
a
m
acho
. É
l y su ac-
tividad pertenecen ya a la his-
toria reciente de nuestro país.
Pero es posible que el asunto
no sea tan conocido internacio-
nalmente. Así que ahora es una
oportunidad propicia para recor
-
dar su vida y al mismo tiempo
recorrer una página interesante
de la historia de España.
Marcelino Camacho Abd nació
el 21 de enero de 1918 en un
pequeño pueblo de la provin-
cia española de Soria. Con 17 años se afilió
al Partido Comunista de España y a su
entonces sindicato
,
la
U
nión
G
eneral de
T
ra
-
bajadores. En julio del año 1936, cuando
se produjo la rebelión militar contra la Re-
pública, se trasladó a Madrid para luchar
contra el fascis
m
o en aquella guerra que du
-
desde entonces hasta el año 1939. Cuan-
do la capital española fue ocupada por los
rebeldes fascistas, fue encarcelado y conde-
nado a trabajos forzados en campos de con-
centración. Huyó de un campo de Tánger y
se exilió en Orán (Argelia).
E
n 1957 pudo regresar legalmente a España
y a partir de entonces trabajó como obrero
en la industria siderúrgica en Madrid. Pron-
to inició la actividad sindical
. U
na forma de
sindicalis
m
o nació espontánea
m
ente en el país
en ese
m
o
m
ento al
m
argen del sindicato ofi-
cial del régimen franquista. Marcelino fue
uno de los principales creadores de una aso
-
ciación sindical informal, que luego se con-
virtió en las ilegales Comisiones Obreras,
un sindicato de clase de inspiración comu-
nista, infiltrado en el sindicato oficial del
régi
m
en fascista
. P
or su actividad sindical y
política ilegal
, M
arcelino fue encarcelado en
1967 y pasó 9 años en prisión. Junto a otros
activistas, principales dirigentes del sindi-
cato co
m
unista
,
fue juzgado a finales de
1973
en el famoso Proceso 1001. Fueron conde-
nados a
20
años de prisión
,
pero fueron libe
-
rados tras la muerte del dictador F. Franco,
en el año 1975.
En 1976, como parte del proceso de demo-
cratización que tuvo lugar en
E
spaña
,
las
C
o
-
misiones Obreras se convirtieron en una
organización sindical legal y Marcelino Ca-
macho fue elegido Secretario General. Lue-
go fue
m
ie
m
bro del
C
omité
C
entral del Par-
tido
C
omunista de España. En las eleccio-
nes políticas de 1977, Marcelino fue elegi-
do diputado por Madrid y reelegido nueva-
mente en las elecciones de 1979.
M
arcelino
C
a
m
acho dirigió el sindicato has-
ta
1987
,
elegido por
m
ayoría en
cuatro congresos consecutivos
.
L
iderado por él, el sindicato
co
m
unista
(CC.OO.)
se convirtió
en el principal sindicato de
E
spa
-
ña
,
aunque no logró alcanzar una
unidad sindical con el resto de
fuerzas sindicales en España,
principalmente el sindicato so-
cialista UGT. Además de con-
vocar algunas huelgas genera-
les contra la política de los su-
cesivos gobiernos burgueses
,
el
sindicato dirigido por
M
arcelino
C
a
m
acho par
-
ticipó en
1986
en la campaña contra la
OTAN
.
D
esde
1987
C
a
m
acho per
m
anecno como
Secretario General sino como
P
residente
del sindicato
. S
u seguidor
A
ntonio Gutiérrez
traicionó bastante el carácter socioeconó
m
i-
co y co
m
unista del sindicato
. C
o
m
o protesta
Marcelino renunció al título honorífico de
Presidente en el año 1995 y desde entonces
intentó promover a un líder más digno pero
fracasó en ese propósito. Los posteriores
dirigentes de CC.OO. embarraron a ese
sindicato en una política no de lucha sino
socialdemócrata.
La reciente muerte de Marcelino Camacho
simboliza de alguna manera la desaparición
de una época que generó verdaderos comu-
nistas dispuestos a cambiar la sociedad pa-
ra poner fin a la explotación capitalista. Por
su combatividad, coherencia y honestidad,
ese dirigente sindical fue muy respetado
pe-ro poco imitado incluso dentro de las
organizaciones de izquierda que lo elogian
mucho tras su muerte. Poco a poco la clase
trabajadora de nuestro país está perdiendo
derechos adquiridos durante muchos os de
lucha contra el sistema. Para las nuevas ge-
neraciones de trabajadores, la vida y lucha
de Marcelino Camacho es un ejemplo que
no debe ser olvidado.
Faustino Castaño.